El cuento es que Idan estaba de visita y después de pasear por la ciudad unos días, ya varios meses fuera de su casa me pregunto si sabía de algún lugar donde podíamos comer un buen falafel. Lo lleve a un barcito en pleno centro, cerca del congreso. En calles oscuras donde decís, acá no pasa nada, de golpe una luz y un bar. Barduck. Un barcito de un par de chicos de Israel que decidieron quedarse por Buenos Aires. Era como estar en Israel, el menú en hebreo, la gente toda hablaba hebreo. Nos sentamos en la barra y pedimos de entrada hummus con pan pita. Fantástico, fue hace ya unos 5 años y no me lo puedo olvidar, la imagen del bowl de hummus, con el pimentón y oliva por encima, el pan caliente, blando por dentro y bien crocante por fuera. Estaba riquísimo, y así fue, por manos de israelitas, que Idan dijo “primera vez que como un humus como el de casa fuera de Israel, mañana lo hacemos juntos así lo haces como el de mi mama…”.
Hoy les presento su humus, que en su más típica tradición, se come con pan pita, falafel y demases, es riquísimo puesto sobre cualquier cosa. Para hacerlo simple sobre unas bruschetas de pan de centeno, con un toque personal de tomates secos y aceituna griegas.
Espero les guste, pero como dije pueden ponerlo sobre lo que gusten, hasta mezclarlo con una ensalada, como acompañamiento, de picada que es su forma más común o adentro de un wrap, una de mis preferidas.
Los Garbanzos son una variedad de legumbre amarilla con forma de pollo. Sí, en ingles se llaman “chickpeas” que traducido seria poroto de pollo. En fin vamos a volver a los colores, como dijimos antes muchas veces se acercan al efecto que producen en el cuerpo. Esta legumbre amarilla estaría relacionada con la energía del estomago y el bazo/pancreas dos órganos que trabajan energéticamente en conjunto y están a cargo de varias etapas del proceso digestivo. Corresponden a la tierra. Elemento de color amarillo como característico, encargado de darnos estabilidad, calma y equilibrio. De sabor dulce, la tierra en desequilibrio pide dulces para volver a su estado normal, pero el cuerpo al estar en déficit exige dulces en urgencia, asi cayendo en la desesperación por algún azúcar simple, el famoso “antojo”. Sin ir más lejos, una enfermedad de la actualidad difícil de escapar, siendo que vivimos a altas velocidades: la ansiedad.
Entonces, la tierra, el bazo/pancreas, el estomago al entrar en desequilibrio, pierden esa calma que los representa y se transforma en una carburación mental infrenable. No por nada cuando uno está ansioso come, y si es un dulce o una harina mejor, no? Es el elemento buscando un poco de su naturaleza para equilibrarse. El problema es que cuando comemos el azúcar o harina en su estado simple y refinado no lo equilibramos sino que aumentamos su desequilibrio, por eso la importancia de comer integral donde el carbohidrato complejo va a mantener el nivel de glucosa en sangre estable por su lenta asimilación. Evitando y reduciendo así la ansiedad.
Nutricionalmente es una de las legumbres más alta en hierro por lo que va a ser buena para nutrir la sangre. Hay quien dice que también su forma es similar a la de un corazón, por lo que antiguamente para los chinos se sabía que al nutrir la energía del corazón, nutrían la sangre, ya que el corazón es la madre del bazo en la relación de los 5 elementos.
Hecha con ingredientes típicos de medio oriente, garbanzos, limón, ajo y sésamo. Acá va la receta.
Receta:
2 tazas de garbanzos cocidos (abajo te explico cómo)
1 cucharada de tahini (pasta de sésamo)
Jugo de ½ limón
½ diente de ajo (si es muy chico uno entero)
Sal y pimienta
1 chorrito de aceite de oliva
Pimentón dulce para servir
Cocción de los garbanzos:
Remojar durante la noche con un pedazo de alga kombu, una pizca de sal y un chorrito de limón. A la mañana siguiente escurrir el agua, cubrir con agua nueva y hervir hasta que los garbanzos estén tiernos, agregar un poquito de sal y cocinar unos 5 minutos más. Separar del agua pero conservar parte del agua de la cocción. Estos garbanzos los podes usar en ensaladas, salteados, guisos, para hacer hamburguesas, falafel, lo que se te ocurra. Por eso si vas a hacer garbanzos mi recomendación es que hagas una buena cantidad y la uses para el humus y alguna preparación más, ya que te aguantan unos 5 días en la heladera.
Para el hummus:
Con los garbanzos a temperatura ambiente (personalmente me gusta que este a esta temperatura, si esta frio de heladera pierde un poco su sabor esencial, pero lo podes guardar perfectamente si te sobra y comerlo cuando gustes!). Seguimos, entonces 2 tazas de garbanzos cocidos, los ponemos en la procesadora / minipimer/ licuadora. Agregamos el limón, el tahini, sal, pimienta, y ajo. Procesamos todo junto y si vemos que esta un poco seco agregamos jugo de la cocción de los garbanzos hasta obtener la textura de una pasta, o “dip”. Poner en un bowl, espolvorear con pimentón dulce y por encima un chorrito de oliva.
Para las bruschetas:
Rodajas de pan de centeno, yo use uno de Haus Brot, el de fermento natural.
Tomates secos hidratados y picados con aceite de oliva y ajo picado
Aceitunas negras a la griega picadas
Brotes de rabanito
Tostar el pan y untar con una capa generosa de hummus, por encima rociar con la mezcla de tomates secos picados y aceitunas, decorar con brotes de rabanito y servir.